
Sanación y armonía: el encanto de Nakamura Toshito
De Team MUSUBI
Nakamura Toshito destaca como una figura única cuya vida y obra desafían cualquier clasificación. Con una trayectoria que abarca el trabajo de oficina, el culturismo y la cerámica, su camino hacia el arte fue todo menos convencional. Sin embargo, son precisamente estas ricas experiencias vitales las que otorgan a su voz artística su singular textura. Su obra, repleta de motivos naturales, equilibra la tranquilidad con una técnica intrincada, y en ningún otro lugar se evidencia esta armonía más que en su jarrón, que representa aves de todas las estaciones: gorriones anidados entre cerezos en flor, posados en ramas otoñales, o grullas que se yerguen con gracia en paisajes invernales.


Tabla de contenido
Amor por la naturaleza

La profunda conexión de Nakamura con la naturaleza es la esencia de su expresión artística. Desde hace mucho tiempo, le cautivan las aves, empezando por los gorriones que solía alimentar en su jardín; un gesto pequeño pero significativo que lo llevó a explorar temas aviares en su arte.

Y este cariño se refleja en su cerámica, que a menudo presenta gorriones y otras aves, capturados no en vuelo, sino en momentos de descanso y serena contemplación. Nakamura adopta un enfoque único para representar a los gorriones. Si bien su perfil suele representarse en la cerámica Kutani, Nakamura prefiere una perspectiva frontal, que les da una apariencia más redonda y entrañable. Estas imágenes, extraídas de la naturaleza y la observación personal, son más que simples decisiones estéticas; son la forma en que Nakamura transmite paz y consuelo a quienes se conmueven con sus creaciones.

La inspiración detrás de las aves de Nakamura: desde gorriones hasta grullas
La trayectoria artística de Nakamura comenzó pintando diversas aves, como el anteojitos japonés, la curruca arbustiva y los gorriones. Sin embargo, fueron sus representaciones de gorriones las que conectaron con mayor fuerza con la gente, lo que lo llevó a centrar su obra en ellos con mayor profundidad.
Según Nakamura, los gorriones son especialmente encantadores en invierno, cuando se apiñan y se acercan, adquiriendo un encanto irresistiblemente encantador y acogedor. Independientemente de la estación representada en el fondo —ya sean flores de primavera o follaje otoñal—, captura esta imagen de gorriones en su obra.
Si bien los gorriones siguen siendo fundamentales en el repertorio de Nakamura, la serena belleza de las grullas de corona roja ( tancho zuru en japonés) se ha convertido en un foco de atención en los últimos años. Más allá de su atractivo estético, le sirven como una forma de transmitir iyashi , una sensación de sanación y restauración.

La postura de las grullas es sencillamente hermosa: ya sea solitarias, en pareja o en bandada, siempre crean una composición impactante. La corona roja en sus cabezas les aporta un toque japonés único, haciéndolas sentir como un símbolo del propio Japón.

Las grúas también introducen una narrativa más profunda, encarnando temas de amor, resistencia y unidad.
Cuando pinto grullas en pareja, busco expresar algo más que tranquilidad. Quiero que transmitan una conexión duradera, un vínculo que perdure para siempre. Incluso con la nieve cayendo, que simboliza los inevitables desafíos de la vida, las grullas permanecen juntas, inquebrantables. A través de estas imágenes, espero que la gente pueda sentir una sensación de calma y calidez.
El fondo gris azulado apagado se inspiró en los inviernos nevados de Hokkaido, creando el entorno perfecto para que las grullas destaquen. Nakamura menciona que, si bien experimenta con otros tonos para aves como los gorriones, la paleta plateada invernal es la que mejor se adapta a las grullas.
Dominando la composición y la técnica
Para Nakamura, crear composiciones armoniosas implica una planificación meticulosa. Al trabajar con bandadas de grullas, dibuja cada ave individualmente y las organiza en el papel para encontrar el equilibrio perfecto.
No hay una única respuesta correcta en cuanto a composición. Pruebo diferentes combinaciones hasta que la disposición me parece perfecta. El equilibrio entre cada grúa es crucial; demasiada variedad puede resultar extraña, así que busco una sensación de unidad sin rigidez.

Para las grullas en pares, juega con siluetas complementarias: "Una grulla se mantiene erguida, con el cuello extendido, mientras que la otra extiende sus alas, añadiendo movimiento".

El enfoque de Nakamura para pintar aves refleja su comprensión de que, a pesar de las diferencias en apariencia, todas las aves comparten estructuras anatómicas similares. Señala que dominar los detalles de una especie de ave facilita la pintura de otras.
"Una vez que comprendes la estructura ósea y el plumaje de un ave, puedes adaptarte a cualquier ave, ya sea un gorrión o una grulla".
Creando con Furi: Un arte delicado
Una característica clave de la técnica de Nakamura es el furi , un método que requiere una malla y un pincel pequeño para esparcir el pigmento sobre la superficie. Este proceso añade textura y profundidad, aportando una suavidad etérea al paisaje nevado.
Con el furi, se aplica la pintura sobre la malla, cubriéndola con delicadas capas. La técnica permite sutiles variaciones de tono. Es complicado: lograr el equilibrio perfecto requiere tiempo, esfuerzo y experiencia.

El proceso, que consta de varios pasos, comienza con la decisión de la composición, el dibujo de las grullas y la primera cocción. A continuación, se aplica el fondo, utilizando furi para superponer tonos gris azulados. Una segunda cocción fija el fondo, tras lo cual Nakamura colorea las grullas, seguida de una tercera cocción. Por último, se añade la nieve, y la pieza final se somete a una cuarta cocción para completar el proceso.

La magia del furi reside en su imprevisibilidad: a diferencia de la aerografía, que crea una cobertura uniforme, esta técnica produce gradaciones delicadas que se sienten orgánicas y vivas.
El método de pintar requiere mucho tiempo, especialmente en superficies grandes, donde se deben aplicar capas repetidamente para lograr el efecto deseado.

Tranquilidad en cada pincelada

"La curación no solo proviene de la pieza terminada, sino también del acto mismo de pintar, donde encuentro paz".
Esta filosofía está profundamente arraigada en la trayectoria creativa de Nakamura. Su vida fuera de la cerámica, incluyendo sus años como empresario y su exploración del culturismo, ha moldeado su convicción de que el equilibrio y la sanación son esenciales para el arte. Esta mentalidad se refleja en su obra, que ofrece al espectador un momento de quietud en medio del caos de la vida moderna.
Hoy, Nakamura sigue disfrutando de la simplicidad de la creación. Sus obras invitan al espectador a detenerse, reflexionar y encontrar paz. Sus paisajes nevados, perfeccionados tras años de experimentación, se han convertido en un sello distintivo de sus piezas; sin embargo, como él mismo señala con humor, el secreto de su técnica de pintura en nieve se mantiene celosamente guardado.
Tras diez años de ensayo y error, finalmente descubrí la forma perfecta de pintar la nieve. Ahora es un elemento distintivo en muchas de mis obras, pero la técnica sigue siendo un secreto bien guardado.

Cuando le preguntaron sobre sus futuros motivos, Nakamura respondió con una sonrisa juguetona: «He pintado todo lo que he querido. Ahora me atraen los reptiles y los dinosaurios; incluso visité el museo de dinosaurios de Fukui y me encantó».
Esta mezcla de humor y dedicación define el arte de Nakamura Toshito. Sus obras, ya sean lúdicas o profundas, ofrecen una mirada a una mente que abraza tanto la complejidad como la alegría.
Dejar un comentario
Este sitio está protegido por hCaptcha y se aplican la Política de privacidad de hCaptcha y los Términos del servicio.