
Belleza perdurable y riqueza eterna
Lacado Wajima
La laca Wajima, una de las más apreciadas de Japón, se encuentra en la ciudad de Wajima, enclavada en el extremo noroeste de la península de Noto. Esta ilustre artesanía, floreciente desde el período Edo (1603 d. C. - 1867 d. C.), se distingue por su rica base y sus adornos decorativos que prometen excelencia tanto estética como funcional.
Con una asombrosa cantidad de pasos en su proceso de producción, su suntuosa capa de laca y sus exquisitas decoraciones nos sumergen en el fascinante mundo del arte de Wajima. Declarada Bien Cultural Inmaterial Importante en 1975, la laca de Wajima continúa su evolución con elegancia, conservando la rica riqueza de sus antiguas tradiciones.
División del trabajo
Una de las características distintivas de la laca Wajima reside en la alta especialización del proceso de fabricación. Compuesto por más de 100 pasos detallados, cada uno es realizado por artesanos expertos especializados en tareas específicas. Por ejemplo, los kiji-shi (torneros) elaboran la base de madera, y los nuri-shi (maestros lacadores) aplican la capa de laca. Este nivel de especialización es un testimonio de la búsqueda de la durabilidad y la belleza.
Estándares artesanales estrictos
Heredando el legado de sus antepasados, la Asociación Cooperativa de Lacado de Wajima ha establecido estrictas directrices para el proceso de fabricación. Estas normas garantizan que solo los productos elaborados mediante métodos tradicionales con madera, laca natural y jinoko de las laderas de Wajima sean reconocidos y certificados como auténticos lacados de Wajima.

Elegancia sostenible
La producción de laca se realiza con materiales y herramientas totalmente naturales. La durabilidad de estos artículos lacados garantiza un uso prolongado, contribuyendo así a la conservación de los recursos. Además, al final de su vida útil, estos productos se biodegradan y regresan a la tierra. La laca se seca al exponerse al aire natural, lo que añade una capa adicional de seguridad ambiental.

La historia de la laca de Wajima se remonta a tiempos remotos, siendo su artefacto más antiguo conocido una puerta lacada de estilo japonés de 1524. Esta pieza, conservada en el Santuario Juzo, en el corazón de la ciudad de Wajima, es el ejemplo más antiguo de la laca de Wajima. Sin embargo, su origen sigue siendo un misterio, rodeado de diversas teorías.
El magistral estilo de la laca de Wajima, tal como se venera hoy en día, tiene sus orígenes en el período Edo temprano. Jinoko , una tierra de diatomeas única procedente de las regiones montañosas de Wajima, se integró hábilmente en la capa base, lo que le confirió su distintivo grosor y durabilidad. Este descubrimiento crucial coincidió con la época de mecenazgo artístico del Dominio Kaga, lo que potenció la prominencia de la laca de Wajima. El compromiso del dominio con el desarrollo cultural impulsó diversas artesanías, convirtiendo la laca de Wajima en un símbolo de sofisticación y prestigio.
A medida que avanzaba el período Edo, el arte de la laca Wajima se perfeccionó aún más con la introducción de las técnicas chinkin y maki-e . Ambos métodos decorativos aportaron a la laca Wajima una capa adicional de belleza, realzando sus características lujosas y preciadas.

La producción de la laca Wajima se estructura en torno a un sistema especializado de división del trabajo. Más de 100 intrincados pasos, cada uno ejecutado por artesanos expertos, contribuyen a su alta calidad. Este meticuloso proceso de elaboración, que a menudo dura más de seis meses para cada pieza desde su base de madera, garantiza una atención al detalle y una artesanía excepcionales. El proceso de producción se puede clasificar principalmente en las siguientes categorías, cada una de las cuales consta de múltiples pasos precisos.
Preparación de la base de madera
Los artesanos de Kiji-shi esculpen magistralmente la base utilizando maderas finas de origen local.
El proceso comienza segmentando un tronco en secciones, que luego se tallan inicialmente, ligeramente más grandes que las dimensiones del producto final. Esta base toscamente tallada se seca durante aproximadamente un año para evitar deformaciones y grietas en la pieza lacada. Tras este período de secado, se monta en un torno y se le da una forma intrincada por dentro y por fuera, creando así la pieza final.

Recubrimiento base
El proceso detallado de aplicación de la capa base amplifica la calidad duradera de los productos lacados de Wajima.
El primer paso en la creación de la laca Wajima es el delicado proceso de nuno-gise , o "fijación de tela". Las secciones frágiles de la base de madera se refuerzan con tela fina, adherida con una mezcla de laca cruda y pasta de arroz. Tras este paso fundamental, los artesanos expertos aplican múltiples capas de laca con infusión de jinoko, utilizando espátulas especializadas. Tras secar la tercera y última capa, la superficie se pule con piedras de afilar para lograr un acabado impecable.

Acabado de capa de laca
Se aplica uniformemente una capa intermedia de laca de alta pureza antes de la capa de acabado. Considerando la sensibilidad de la laca a las condiciones ambientales, los artesanos adaptan su textura con destreza a las condiciones climáticas. Tras la aplicación final, todas las piezas se conservan en un horno para garantizar un secado perfecto y un acabado impecable.

Adornos decorativos
Exquisitamente, algunas piezas de laca Wajima están terminadas con adornos detallados.
La técnica chinkin consiste en tallar finos diseños sobre una superficie de laca y luego rellenar estos grabados con polvo de oro o plata, añadiendo profundidad y realces. El maki-e, otro método, consiste en pintar con laca de color y luego embellecer con polvos metálicos. La variante taka-maki-e introduce detalles granulados para mayor profundidad. Estas técnicas refinadas, junto con la profundidad de la laca, confieren a la laca Wajima su célebre y duradera belleza.

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