
Dobuchi Yoshiaki: Descifrando los secretos de Yohen Tenmoku
De Team MUSUBI
El yohen tenmoku es una de las obras maestras más enigmáticas de la cerámica del té. Con sus patrones cósmicos y su brillante iridiscencia, ha cautivado a maestros del té, coleccionistas y ceramistas durante siglos. Originario de la dinastía Song del Sur (1127-1279 d. C.) en China, su extraordinario vidriado cerámico ha permanecido en el misterio: su preciso método de elaboración se ha perdido en la historia, y su reproducción exitosa se creyó imposible durante mucho tiempo. Solo tres cuencos yohen tenmoku conocidos sobreviven en la actualidad, todos conservados en Japón y declarados Tesoros Nacionales.
Sin embargo, el ceramista Dobuchi Yoshiaki, residente en Kioto y director de Touan desde la cuarta generación, se ha dedicado a desvelar los secretos de este arte esquivo. A través de miles de experimentos incansables con esmaltes, técnicas de cocción y atmósferas de horno, ha logrado lo que muchos creían inalcanzable. En esta entrevista, reflexiona sobre su trayectoria artística, los desafíos de revivir una obra maestra olvidada y el futuro de la cerámica tenmoku.
Tabla de contenido
El mundo de Tenmoku: un legado de belleza esmaltada en negro
Cuando el tenmoku se introdujo por primera vez en Japón, el término simplemente se refería a los cuencos de té esmaltados en negro. Hoy en día, se usa de forma más amplia para describir los esmaltados ricos en hierro que producen acabados profundos y oscuros. Uno de los centros más renombrados de producción de tenmoku fue el horno Jian en China, donde se crearon muchas piezas célebres, incluido el famoso yohen tenmoku. Sin embargo, tras la caída de la dinastía Song del Sur, gran parte de la producción cerámica de la región fue destruida por el nuevo poder gobernante, y las técnicas del tenmoku finalmente se perdieron.
Si bien todas las piezas de tenmoku comparten una superficie negra profunda y reflectante, sus características varían considerablemente. Algunas, como el nogime tenmoku, presentan finas líneas que se asemejan a las delicadas vetas de la cáscara del grano de arroz, mientras que el yuteki tenmoku se define por sus gotas metálicas dispersas. Cada una emerge mediante un proceso de cocción distinto, moldeado mediante la cuidadosa manipulación de la composición del esmaltado, el calor y la atmósfera.
Entre ellos, el yohen tenmoku destaca por su superficie salpicada de patrones luminiscentes, cada partícula revestida de una iridiscencia azul lapislázuli. El efecto es etéreo, como si estrellas hubieran quedado atrapadas en la cerámica, cuyos halos cambiaran de tonalidad según el ángulo de la luz.
Revivir un arte perdido: el desafío de Yohen Tenmoku

La mayoría de las técnicas cerámicas tradicionales japonesas se han analizado y reconstruido meticulosamente desde la era Meiji (1868-1912 d. C.), pero el yohen tenmoku sigue siendo la única excepción. A pesar de siglos de estudio, las condiciones precisas necesarias para recrear su efecto iridiscente siguen sin tener una explicación completa.
"Entre todos los tipos de cerámica, el yohen tenmoku sigue siendo uno de los mayores enigmas. Muchas técnicas tradicionales se han redescubierto y estudiado a fondo, pero el yohen sigue desafiando la comprensión completa", afirma Dobuchi.
Fue este misterio persistente lo que lo impulsó a descubrir sus secretos. Comenzó estudiando registros históricos sobre togosan ( tuhaozhan en chino), un esmalte conocido como "piel de liebre" en inglés y nogime tenmoku en japonés. Desarrollado en Jian Kiln, este esmalte distintivo se convirtió en la base de sus experimentos. Sin embargo, incluso con estas referencias, la reproducción perfecta era imposible. La evolución natural de materias primas, como el feldespato —esencial en la formulación de esmaltes—, implicaba que su composición cambiara con el tiempo, requiriendo ajustes constantes.


Para lograr el fascinante efecto del yohen, probó miles de combinaciones de esmaltes, perfeccionó las atmósferas del horno y reconstruyó las técnicas de cocción. En menos de dos años, realizó entre tres mil y cuatro mil cocciones de prueba, una cifra extraordinaria en el mundo de la cerámica. En cada intento, analizó las sutiles diferencias de color, textura y estructura, buscando el equilibrio que diera lugar a la brillante profundidad característica del auténtico yohen tenmoku.
El proceso, en esencia, es como un experimento científico: formular hipótesis, probar variables y refinar cada resultado. Esto aplica no solo al yohen tenmoku, sino a todas las piezas. A menudo, lo que parece un error —una fórmula mal calculada o un efecto de disparo inesperado— puede conducir a los descubrimientos más extraordinarios.
¿Qué hace que Yohen Tenmoku sea único?
A diferencia de otros esmaltes tenmoku, el brillo prismático del yohen tenmoku es un fenómeno óptico. Resulta de la interacción de la refracción de la luz. Esta coloración, similar a las alas de un escarabajo joya o al brillo de un ópalo, permite que los colores cambien según el ángulo de la luz.
La brillantez del yohen tenmoku reside en su cambio de color: a veces azul intenso, otras veces brilla en tonos púrpura y amarillo. Ningún otro tenmoku tiene este efecto visual.
La elaboración del tenmoku generalmente sigue dos enfoques distintos. Algunos se forman mediante múltiples cocciones, donde una pieza se expone repetidamente a diferentes condiciones del horno, lo que permite que se desarrollen capas de color y textura con el tiempo. Otros se basan en el esmaltado en capas, donde se aplica una capa sobre otra, interactuando con el calor de una sola cocción para crear efectos únicos.
El Yohen tenmoku alcanza su brillo celestial mediante múltiples cocciones, donde cada fase altera la microestructura del esmaltado. Mediante un meticuloso control de la temperatura y los niveles de oxígeno, Dobuchi orquesta la aparición de los luminosos azules, púrpuras y amarillos del Yohen.
Para el yohen tenmoku, lo más importante no es el tamaño ni la forma de sus patrones, sino la intensidad con la que los colores emergen y se transforman con la luz. Esa es la esencia de su magia. Su belleza es aún más impactante bajo la luz natural.
Más allá de Yohen: explorando las múltiples caras de Tenmoku
Aunque el yohen tenmoku se considera el más difícil de conseguir, otros acabados de tenmoku han sido reconocidos durante mucho tiempo por su belleza. El yuteki tenmoku, similar a los patrones de manchas de aceite, con sus delicadas motas plateadas o doradas, alcanza su brillo mediante un enfriamiento controlado. El konoha tenmoku, o tenmoku de hojas de árbol, adopta un enfoque diferente, incorporando hojas reales en el proceso de cocción, preservando así sus intrincados patrones orgánicos en la superficie cerámica.
Para Dobuchi, cada esmaltado exige un profundo conocimiento tanto del material como del proceso. Su enfoque en el konoha tenmoku, por ejemplo, abarca desde la selección de la especie de árbol adecuada hasta la recolección precisa de cada hoja. «El estado de la hoja determina el ochenta por ciento del resultado final», explica. Su incesante experimentación garantiza que cada pieza conserve tanto la espontaneidad natural como la maestría técnica, un equilibrio que considera fundamental para su arte.
Más allá de estos estilos clásicos, Dobuchi también ha desarrollado nuevas variaciones. El Koju tenmoku y el Hekigyoku tenmoku se encuentran entre sus obras originales, fruto de la experimentación continua y la búsqueda de una belleza renovada.
Ampliando los límites de Tenmoku

A pesar de su éxito en la recuperación del yohen tenmoku, Dobuchi reconoce una verdad fundamental: es imposible recrear a la perfección el yohen tenmoku del pasado. Las condiciones que dieron origen a las piezas supervivientes, desde las materias primas hasta los entornos de los hornos, fueron únicas de su época. Incluso con los conocimientos y la experimentación más avanzados, la reproducción exacta sigue siendo inalcanzable.
Pero para Dobuchi, el objetivo no es la replicación, sino la creación.
Las condiciones del pasado son irrepetibles: la época, los materiales y el contexto histórico eran diferentes. Sé que no puedo superar lo que se hacía entonces. Pero, al mismo tiempo, creo que puedo crear algo igual de bello, a su manera.
En lugar de perseguir un pasado elusivo, su obra expande las posibilidades del tenmoku en el presente. Ya sea a través del resplandor cósmico del yohen o a través de sus propias creaciones originales, su cerámica refleja tanto maestría técnica como visión artística, capturando cada pieza una belleza que trasciende el tiempo.
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